miércoles, 11 de septiembre de 2013

Historia de la Virgen de la Piedad y de la Orden Mercedaria, I Parte

Juan Antonio DÍAZ SÁNCHEZ
(Centro de Estudios Históricos de Granada y su Reino)


Nuestro colaborador y amigo nos ofrece un interesante artículo, en dos capítulos, donde nos relata la historia de la Orden Mercedaria en Baza y la de la propia Virgen de la Piedad. 

Nos recordará que la familia de los Enríquez  trajo consigo la devoción a la Virgen de la Piedad a Baza, el origen de la primitiva ermita de la Piedad y cómo esta ermita es cedida a la orden de los Mercedarios, se convierte en santuario y es la sede de la Cofradía de San Juan de Letrán. Nos recordará  la historia de su aparición y la datación de la misma (s. XVI) y el origen de la feria entorno a la festividad de la Piedad.


Los orígenes medievales del culto a la Stma. Virgen y la fundación de la Orden de la Merced

Será a partir del siglo XIII[1] y máxime durante el XIV como consecuencia de los desastres naturales, hambrunas, epidemias, guerras...; surgen las llamadas órdenes mendicantes (franciscanos, dominicos y mercedarios) como movimientos de re-evangelización en las capas urbanas más populares. La imagen y figura de la Virgen[2] que se empieza a tener a lo largo de la plenitud del Medioevo responde a la madre protectora de la humanidad y la de “abogada” e intercesora entre los hombres y Dios. 


La advocación mariana de la Piedad es la de una madre muy dolorida y afligida por la pérdida de su hijo. Coincidiendo con la cronología de la Guerra de Granada (1482-92), los Reyes Católicos fueron estableciendo en las plazas y tierras que iban conquistando paulatinamente el culto cristiano y la devoción mariana. Concretamente la devoción hacia la Piedad a finales del siglo XV se fue difundiendo muy rápidamente, como un reguero de pólvora prendida, por toda Europa. No tenemos más que fijarnos en la célebre “La Piettá” de Miguel Ángel que realizó para la basílica de San Pedro de Roma entre 1498 y 1500.

            En cuanto a la fundación de la orden de la Merced[3], en 1218 residía en Barcelona el muy piadoso Pedro Nolasco. Una noche tuvo una aparición de la Virgen, quien le mandó que fundara la orden para llevar a cabo la obra de caridad que suponía la redención de cautivos y la denominaría Santa María de la Misericordia o de la Merced de Cautivos. Resulta que esta aparición fue común también para el canónigo de la catedral Raimundo de Peñafort y el rey don Jaime I de Aragón. A la semana siguiente de ésta se hizo la fundación de la orden con todos los honores y pontificales que requería dicho evento en la catedral de Barcelona con asistencia del rey y su corte. El rey les concedió el uso de escudo de armas que consistía en cuatro barras encarnadas en campo de oro, a las cuales se añadió la cruz blanca, antigua insignia de la catedral de Barcelona. La confirmación pontificia de la orden no se hizo esperar puesto que fue concedida por el Papa Gregorio IX en Perusa el 17 de enero de 1235. En un principio los religiosos vivían en la más absoluta pobreza, pues aún sus bienes particulares se destinaban para los cautivos. El primer mártir de esta orden fue fray Raimundo Blanes que abrazó la palma del martirio en Granada en 1235. La carga simbólica de esta orden en el panorama peninsular de combates y cautiverios es ciertamente importante.


            Siguiendo al ilustre Magaña Visbal[4] vamos a tratar de unas antiguas memorias de la orden mercedaria que tuvieron ocasión en la Baza nazarí. En 1278, fray Juan Riaño llegó a Baza con la intención de negociar la redención de unos cristianos cautivos con permiso del gobernador moro. Resulta que además de cumplir esta misión, bautizó secretamente a unos cuantos infieles musulmanes. Al regreso de su mujer a Baza que estaba en Baeza; uno de ellos se encolerizó tanto que dio muerte a sus dos hijos estrangulándolos; entonces, el gobernador moro mandó que el matrimonio fuese quemado vivo, ella por sus crímenes contra sus hijos y él por convertirse al cristianismo. En ese mismo instante fue fray Juan Riaño a interceder por ellos, el caudillo quedó perplejo de la osadía y valentía que había tenido el fraile, le dijo al mismo que si los niños volvían a la vida los padres quedarían perdonados y libres. Ocurrió así el milagro y los niños estaban sanos y salvos jugando en su casa; el matrimonio quedó libre y absuelto.


            Fray Juan de Huerte y fray Juan de Zorroza llegaron a Baza con el objeto de redimir cautivos, ellos venían a Baza con el permiso explícito del rey de Granada pero el caudillo bastetano no se debió de enterar muy bien o no quiso enterarse puesto que los persiguió y martirizó. De este martirio tenemos el texto del Padre Barroso[5] que vamos a reproducir íntegramente por su gran interés:


“...Llegó la noticia del Régulo o Alcalde de Baza, este celo a que los moros llamaban atrevimiento y osadía y mandó prender a los Padres que le asegurasen en mazmorras con duras prisiones y pesadas cadenas. Pasados algunos días en que los mortificó con mucho a escaso de alimento, mandó los fuese a reafirmar un anciano sentido entre los que muy corto y santo en la Ley de su profeta diabólica a que se retractasen en público de lo que habían predicado contra su profeta ofreciéndoles por premio el perdón del Gobernador y aplauso universal de aquella ciudad /fol. 32r./ Enardecióse más el espíritu de nuestros venerables luchadores Evangélicos y con nuevas razones arrojaron de sí aquel manifiesto de Satanás, manifestándole sería su mayor gloria efímera las verdades Evangélicas con la sangre de las venas.


            Enfureciose de nuevo el tirano y mandó que en público figuraran los pp. amarrados a un palo donde desnudos sufrieron la tormenta de muchos azotes cruelísimos en cuyo tormento con semblante alegre e infierno daban gracias a el Señor que los hallaba dignos de padecer por la defensa de su nombre y de su fe y vueltos al pueblo reforzaban más a los cristianos para que aborreciesen y desviasen las impuras blasfemias de los moros. No pudo el tirano sufrir tanto esfuerzo, y temiendo que a él se rindiese la obstinación de los moros, pronunció sentencia de muerte, ajustola contra los dos valerosos soldados de Xpto. Apenas se publicó por la ciudad la sentencia acudió una compañía de mayor reforzados acompañada de una caterva de muchachos convidándose todos a ser verdugos para quitar la vida a nuestros religiosos.


            Dióseles por el juez el permiso y prevenidos de muchas zarzas, cañas, piedras, corseles, y hondas apresaron a los venerables Padres arrastrándolos por todas las calles, y se los entregaron a los muchachos más débiles: éstos llenos de gozo comenzaron el prolongado martirio: unos les tiraban piedras, otros les clavaban las cañas por el pecho, piernas y brazos y otros saliendo de las cuerdas les acometían las zarzas cada uno por ser desdicha y superior a sus fuerzas y para que los viesen sus padres y parientes los paseaban por las puertas de sus propias casas, de esta forma desaparecerían nuestros instrumentos para mortificar los Religiosos. /fol. 32v./ y redundaban sus hijos a su contribución del tormento (...)  porque les propiciaron golpes e injurias.


            Cansados ya de andar por la ciudad los sacaron a el campo y como ya los venerables Redentores iban casi desangrados no podían ayudarles a caminar por sí mismos ni los muchachos y rendidos podrían tirar de ellos entonces los moros más soberbios, apartando a los más chiquitos empezaron con nueva crueldad a darles crueles golpes y puntillones y tirando con violencia de las cuerdas llegaron a el sitio de la Fuens Santa (llamada así según los ancianos de Baza por aquel martirio) puestos allí habiendo amarrado a su lapidación a los Religiosos aparecieron los muchachos y moros poco diestros en tirar con la honda propiciaron algunos palos y convidaron con aplausos a todo el pueblo para que mirase su destreza y crueldad en tirar con la honda y con eso empezaron a desgarrar sus restos martirizados con tal nube de piedras que a poco tiempo siendo perfectos imitadores del sacrificio de San Esteban, pasaron las almas a ver al Hijo de Dios sentado a la Derecha de su Dios en la Gloria. Hasta aquí a la letra se refiere su historia nuestro A. Bargas.”


            Cargada de providencialismo, lógicamente un episodio así se convierte en el feliz anuncio del triunfo de la fe, que en Baza había de comenzar con la rendición de la ciudad.



Los inicios del culto a la Stma. Virgen de la Piedad en la ciudad de Baza, siglos XV y XVI

El culto a la Piedad por estas fechas como ya hemos señalado anteriormente se estaba extendiendo por toda Europa muy generosamente al igual que en Castilla y en Aragón. En Almería, Guadix (Angustias), Granada (Angustias), Orce (Piedad)..., por el Reino de Granada se iba difundiendo y extendiendo el culto mariano bajo la popular advocación de la Piedad[6]. En Baza los dos primeros conventos masculinos[7] que hubo (San Francisco y el de los Jerónimos) recibieron el título de “Nuestra Señora de la Piedad”. De la misma manera una de las puertas de la Iglesia Mayor o Colegiata de Baza tenía una Puerta de la Piedad atribuida a Diego de Siloé y a Alonso de Covarrubias. La familia de los Enríquez que eran originarios de Medina de Rioseco (Valladolid), como ya hemos visto anteriormente, se trajo consigo la devoción a la Virgen de la Piedad que era tan fructífera en esa localidad.


El fundador de la ermita de la Piedad fue don Luis de Acuña, pariente de los Enríquez, capitán y maestresala de los Reyes Católico, señor de la villa de Agromonte, caballero profeso de la Orden de Santiago, comendador de Mora de la provincia de Castilla y Trece de la misma orden. Dicha ermita la fundó en un solar de un barrio a extramuros de la ciudad conocido como Churra[8], sobre las ruinas de una antigua iglesia mozárabe donde los cristianos practicaban sus cultos antes de la dominación almohade de la ciudad de Baza. En la bibliografía que hemos manejado hay una discrepancia respecto a la fecha de fundación de esta ermita que, treinta años después, será cedida a la orden de la Merced. Resulta que en la ermita había un lienzo fechado en 1507, algunos historiadores y tratadistas, como fueron el Dr. Yegros y el Padre Urrea en el siglo XVII, pensaron fácilmente que ésta sería la fecha de fundación de la misma pero erraron puesto que se trataba de la fecha en que se pintó el lienzo. La fecha de fundación de la ermita, sin lugar a dudas, es 1492 puesto que en el Libro de Repartimiento de Baza[9] consta lo siguiente:


Carta de donación de la Yglesia de Ntra. Sra. Sancta María de la Piedad:


En la dicha cibdad de Baça, martes, treinta y un días de julio de noventa y dos años, el dicho Gonçalo de Cortinas, Repartidor de la dicha cibdad por virtud del poder que de sus Altezas tiene, hizo la donación para la fábrica y propios de la Yglesia de Nuestra Señora Sancta María de la Piedad, que es en el arrabal de la Churra, conviene a saber: de una caballería de tierra, que son veinte hanegas y ocho çelemines, en el término de la dicha cibdad, desta manera. (Sigue la situación de estas tierras). Y así mismo hizo donación para la dicha Yglesia de Nuestra Señora Sancta María de la Piedad de un cuerpo de casas junto con la dicha Yglesia, que linda con dos calles públicas de dos partes, y de la otra parte con la dicha Yglesia de la Piedad, y de la otra parte con casas de Gonçalo Sánchez de Cehegín.


Como podemos ver la carta de donación que acabamos de transcribir no deja lugar a dudas, la ermita fue fundada en el año 1492. En cuanto a la imagen propiamente dicha, su prodigioso y “milagroso” hallazgo es uno de los temas a considerar. Las obras de la ermita comenzaron en los primeros meses de 1490[10] y la leyenda dice lo siguiente:


al año siguiente de la conquista de Baza, el cuatro de diciembre de 1489, un grupo de albañiles estaban removiendo los escombros y cascotes de una antigua iglesia mozárabe, donde los musulmanes nazaríes encarcelaban y martirizaban a los mozárabes de la época de esplendor y dominio islámico. Un peón accitano, Juan Pedernal, con el pico golpeó un muro y en ese momento se oyó una exclamación: “¡Baza, Guadix, piedad de mí!”. Junto con otros vecinos de Guadix, subió el icono a un carro para llevarla a su ciudad pero los animales no quisieron avanzar. Las autoridades bastetanas confiscaron la sagrada imagen diciendo que su custodia quedaría en la ciudad de Baza. Por supuesto, el cabildo accitano no estaba dispuesto a aceptar esta orden e inició un pleito alegando el derecho de posesión que les otorgaba a los accitanos ser los autores del descubrimiento de dicha imagen. Este pleito ascendió a los tribunales, los cuales dictaminaron una sentencia salomónica: la Virgen quedaría en Baza pero su fiesta sería celebrada por la corporación municipal.


La escultura no responde a la tipología típica de la Virgen de la Piedad (una virgen dolorosa sentada con un Cristo yacente puesto sobre sus rodillas), sino que se trata de una virgen de pie con un niño en los brazos[11]. Nos encontramos ante una escultura de finales del siglo XV o comienzos del siglo XVI, según un informe que elaboraron al término de la Guerra Civil, Emilio Orozco Díaz y Jesús Bermúdez Pareja, ratificado éste por Antonio Gallego Burín. Para describir la imagen[12] de la Virgen de la Piedad vamos a utilizar las palabras textuales del Padre Barroso[13], puesto que en su manuscrito nos ofrece una descripción bastante interesante:


“...la Imagen tiene de alto poco más de media vara, su talla es de piedra más dura, que la franca, color como de perla, túnica como de color musgo claro con ceñidor, manto hecho como de talla color encarnado no encendido; llega el manto desde el cuello hasta los pies, y así mismo la túnica, recogido el manto con poco por el brazo siguiendo, y por el lado derecho todo tendido: pelo largo hasta la mitad de la espalda, color rubio. El niño es de cuerpo entero recostado en el brazo derecho de la Virgen, y la mano izquierda de la Señora aplicada sobre rodillas del Niño, que no tiene ropaje alguno, el pelo es corto, y es anillado, y la mano derecha extendida sobre el pecho de su Madre. Tiene la imagen corona real hecha de la misma piedra, el pie derecho de la Señora sale por debajo de su túnica algo más de dos dedos, no tiene peana o pedestal, el rostro de la Virgen es entre moreno y rosado, es muy agraciado y respecto padece el modo el color en más el (---), y oscuro en dichas ocasiones, y su pelo tiernamente /fol. 70v./ brillante, y terso como jaspe, la frente ancha, y espaciosa, los ojos muy graves y proporcionados de color entre verde y pardo muy elevados al cielo y por esta ocasión tiene como unas arrugas en las cejas, la nariz afilada y larga en proporción pero algo escondida por la parte inferior de la ventana, los labios muy encarnados y abiertos como acabó de hablar, y parece se le prueba la lengua levantada y tocando con la punta en el principio del cielo de la boca, como quien acaba de pronunciar alguna palabra, o dición que finaliza en D. Porque tal vez se le quedó así por la voz Piedad, que pronunció; en la mejilla derecha tiene un picazo poco mayor que una lenteja, y fue causado del golpe del azadón, con que la hirieron al descubrirla. Este es con puntualidad el retrato de Nuestra Santa Imagen


 En el año 1498, el obispo de Guadix, fray García de Quijada, visita las iglesias de Baza y también la de Santa María de la Piedad, por consiguiente podemos pensar que la imagen de Santa María de la Piedad de Baza pertenecería a finales del siglo XV. Como hemos dicho anteriormente lo que fundó don Luis de Acuña fue una ermita, según una de las cláusulas de su testamento otorgado en la villa de Dueñas:


“...Item: mando que mi ermita de Santa María de la Piedad que tengo en Baza, con todos mis heredamientos y con todas sus alhajas, se dé a la Orden de Santa María de la Merced, o a su Provincial, o a quien su poder hubiere; porque yo cuando la hice, la hice con esta intención para que Santa María haya merced de mi alma[14]”.


“...Sentado[15] que Nuestra Señora quiso favorecer a su Religión de la Merced con la especialidad y amor, que no manifestó a otros, dispuso el que le fuesen sus hijos a servir, haciendo el Excmo. Sr. D. Luis de Acuña, hijo de los condes de Buendía, donación de la Imagen de la Ermita, de sus alhajas, adornos y heredamientos, y más de veinte mil mrs. para ayudar a la fábrica del convento, a la Religión de la Merced: consta de su testamento otorgado en la villa de Dueñas a 31 de octubre de 1522 por ante Fernando de Ledesma, Escribano Pco (público) de dicha villa, siendo albaceas el R. P. Prior de N. P. S. Agustín de el convento de aquella villa, y dos criados mayores de dicho excelentísimo señor que falleció bajo esta disposición. Dieron los albaceas el aviso de ella al R. P. M. Fr. Alonso de Zurita, Provincial que era de Castilla y Andalucía de la Religión de la Merced, y habiendo sido aprobada la cláusula del testamento y fundación, por el Sr. Carlos quinto, dispuso el dicho R. P. Provincial se tomase posesión por parte de la Religión”.


 El 6 de noviembre fue entregada a la Real y Militar Orden de Nuestra Señora de la Merced, Redención de Cautivos, para que dejara de ser una ermita y se convirtiese en un convento de frailes mercedarios. Fray Alonso de Zurita, provincial de la orden mercedaria de Castilla, fue quien comisionó a los comendadores de Úbeda y Cazorla, fray Alonso de Cabrera y fray Alonso de Cazorla, para que en nombre de la orden se hiciesen cargo de la capilla y la hacienda.


“...Para[16] esto envió su comisión a los RR. PP. Fr. Alonso de Cazorla, como del convento de la misma villa y Fr. Alonso de Cabrera, comendador del convento de Úbeda, los que con los albaceas pasaron a Baza, en donde por parte, y en nombre de la ciudad les dio posesión de la Ermita de Nuestra Santa Imagen de sus heredamientos y los del Señor don Luis de Acuña, Alonso de Ávalos, regidor de la ciudad y Juan Gamarra, notario apostólico y escribano público, y los albaceas pusieron por condición que la comunidad para siempre había de ser obligada a decir en cada año nueve vigilias con nueve misas cantadas en las ocho festividades principales de Nuestra Señora y en la de la transfiguración del Señor o en sus octavas, y que los sermones que se predicasen en la Iglesia de dicho convento se le hubiese de pedir a el auditorio, rezase un Ave María todos por las almas del fundador y de los ascendientes y descendientes las cuales condiciones aceptaron por parte de la Religión los dichos RR. PP. Comendadores, y con éste se entregaron /fol. 96v./ de la Ermita y Santa Imagen y de los heredamientos propios de la ermita, que arriba quedan referidos en el primer libro, y también se les entregaron los heredamientos que se repartieron en la toma de Baza a los Excmos. SS. Condes de Buendía, que fueron cuatro caballerías de tierra, una huerta, gran porción de viñas y casas principales, todo lo cual está apuntado con claridad y extensión en el archivo del convento.”


Siguiendo las muy acertadas palabras textuales de J. Castillo Fernández[17] la ermita-convento de la Piedad a la altura del primer cuarto del siglo XVI se había convertido en un auténtico santuario devocional para muchos cristianos de la parte oriental del Reino de Granada. Como los bienes y heredades dejados testamentariamente por don Luis de Acuña eran insuficientes, junto al cabildo de la colegiata la congregación mercedaria obtuvo del papa Clemente VII años jubilares para la fábrica del convento y de la colegiata. Con todo ello seguía el convento con insuficientes fondos para poder llevar a cabo su ambiciosa fábrica del convento y engrandecimiento de la iglesia, de la misma que sería el santuario de la Virgen de la Piedad. Por ello, se ofrecieron unos nuevos patronos, esta vez mucho más acaudalados y de una relevancia mucho mayor en la ciudad de Baza, como era el matrimonio formado por el regidor don Melchor de Luna (hermanastro de doña María de Luna) y su esposa doña Constanza de Lugo (hija de don Diego Pérez de Santisteban, jefe de la casa de don Enrique Enríquez); tuvieron un compromiso adquirido con los mercedarios de Baza que consistía en ocuparse ellos de los gastos que ocasionaran las obras de la capilla mayor de la Iglesia a cambio del privilegio de que ésta fuese su panteón familiar de enterramiento. De la misma manera se consiguió para el convento que su iglesia fuera la sede canónica de la cofradía de San Juan de Letrán[18], una de las más importantes de la ciudad y de la que más capital disponía y manejaba. En 1562, Pedro de Segura Bocanegra, regidor de Baza, donó a la Merced doce fanegas de tierra y doce horas de agua que poseía en el campo de Jabalcón[19]

La primera referencia a participación del concejo en la fiesta de “Nuestra Señora de Septiembre” es en el año de 1566[20]. La última estrategia que los mercedarios realizaron a finales del siglo XVI para poder obtener fondos fue la propuesta al concejo de Baza para que éste solicitase a la Corona que les concediese una feria anual por diecisiete días  (ocho días antes al 8 de septiembre y ocho días después), que la obtuvieron del rey Felipe II en 1583. En 1597 los mercedarios obtuvieron por favor del rey que los puestos de la feria sólo se podrían instalar en los aledaños del convento de la Merced. Lo que no nos cabe la menor duda es que las consecuencias económicas que produjo esta feria para la orden mercedaria propiciarían todos los progresos, avances y logros que tendrán a lo largo de los siglos XVII y XVIII, como veremos en los siguientes epígrafes.








[1] Este epígrafe se ha elaborado íntegramente a partir de la siguiente bibliografía: CASTILLO FERNÁNDEZ, J., “El culto a la Virgen de la Piedad en la ciudad de Baza (s. XVI-XVIII): Una visión histórica de su origen y evolución”, Péndulo, revista miscelánea de difusión cultural, Baza, 2004, pp. 9-32. RODRÍGUEZ DOMINGO, J. M., “El convento de la Merced de Baza”, Monjes y monasterios españoles: fundaciones e historias generales, personajes, demografía religiosa (Actas del V Simposio), San Lorenzo de El Escorial, 1995, pp. 641-674. MAGAÑA VISBAL, L., Baza Histórica, Ed. Imprenta  Provincial (Excma. Diputación Provincial de Granada), Colección: Biblioteca de Ensayo, Granada, 1996, pp. 361-388. TORRES DELGADO, C., Baza. Capital del Altiplano 1489-1525, Ed. Diaeditores, Granada, 2003, pp. 327-328. SERRANO PÉREZ, J., La Virgen de la Piedad. Historia, tradición y devoción de un pueblo, Baza, Ed. Hermandad de Ntra. Sra. de la Piedad. PATRONA DE BAZA, 2009. TRISTÁN GARCÍA, F., “Las fiestas oficiales en la Baza del s. XVI”, Iglesia y Sociedad en el Reino de Granada (SS. XVI-XVIII), A. L. CORTÉS PEÑA, M. L. LÓPEZ-GUADALUPE MUÑOZ y A. LARA RAMOS, (eds.), Granada, 2003, pp. 389-410.

[2] Fray Juan Barroso aborda este asunto muy ampliamente en su manuscrito, por ser tan extensa la consideración que dicho autor realiza remito a las páginas de su manuscrito que lo trata: BARROSO, J., Origen, invención y milagros de Nuestra Señora de la Piedad de Baza, Baza, 1744-1745, manuscrito inédito, fols. 49r. al 51r.

[3] Fray Juan Barroso aborda este asunto muy ampliamente en su manuscrito, por ser tan extensa la consideración que dicho autor realiza remito a las páginas de su manuscrito que lo trata: BARROSO, J., Origen, invención y milagros de Nuestra... Op. Cit. Fols. 81r. al 83r.

[4] MAGAÑA VISBAL, L., Baza Histórica... Op. Cit. pp. 361-364.

[5] BARROSO, J., Origen, invención y milagros de Nuestra... Op. Cit. Fols. 31r. al 32v.

[6] CASTILLO FERNÁNDEZ, J., “El culto a la Virgen de la Piedad en la ciudad de Baza...”, Op. Cit. pp. 9-31 y MAGAÑA VISBAL, L., Baza Histórica... Op. Cit. pp. 361-388.

[7] Vid. MAGAÑA VISBAL, L., Baza Histórica... Op. Cit. pp. 361-460 y TORRES DELGADO, C., Baza. Capital del Altiplano... Op. Cit. pp. 276-356. ESPINAR MORENO, M. y MARTÍNEZ  RUIZ, J., Don Enrique Enríquez. Conde de Alba de Liste (141?-1504),  Ed. Imprenta Provincial, Excma. Diputación Provincial de Granada y Excmo. Ayuntamiento de Baza, Granada, 1991. ESPINAR MORENO, Manuel: “El Obispado de Guadix como frontera: Las Iglesias de la Abadía de Baza y las rentas de Huéscar (1503-1507). El pleito con el arzobispado de Toledo por los diezmos de cristianos viejos”, Iglesias y fronteras, V Jornadas de Historia en la Abadía. Homenaje a José Rodríguez Molina, Granada, 2005. IDEM: “El Obispado de Guadix y las rentas de Huéscar (1503-1507). Precisiones sobre el pleito con el Arzobispado de Toledo por los diezmos de cristianos viejos. Problemas de jurisdicción”, Boletín del Instituto de Estudios “Pedro Suárez”, Guadix, 7 y 8, (1994-1995), pp. 13-22. IDEM: “Iglesias y ermitas de Baza en 1492. Dotación de los Reyes Católicos”, Cuadernos de Estudios Medievales y Ciencias y Técnicas Historiográficas, 16, Granada, (1991), pp. 83-98.

CRESPO MUÑOZ, F. J.: “La Iglesia de Baza y la vía de cámara. La Documentación de la Iglesia Bastetana en la sección cámara de Castillo del Archivo General de Simancas (1505-1530)”, Péndulo, revista miscelánea de difusión cultural, Baza, Ed. Imprenta Cervantes, nº 5, (2004), pp. 121-141. GEA ARIAS, A. y CARAYOL GOR, R., “Ermitas, oratorios y capillas en la diócesis de Guadix-Baza”, Boletín del Centro de Estudios “Pedro Suárez”, Guadix, nº 15, (2002), pp. 67-108. TRISTÁN GARCÍA, F., “La Iglesia de Baza en la edad Moderna: Un estado de la cuestión”, Péndulo, revista miscelánea de difusión cultural, Baza, Ed. Imprenta Cervantes, nº 1, (1998), pp. 25-47. LÁZARO DAMAS, M. S., “Poder y mecenazgo nobiliario en Baza: Doña María de Luna”, Péndulo, revista miscelánea de difusión cultural, Baza, (2003), nº 4, pp. 203-262.

[8] Cfr. TORRES DELGADO, C., Baza. Capital del Altiplano 1489-1525... Op. Cit. pp. 46-101 CANO GARCÍA, G., La Comarca de Baza. Estudio de geografía humana, Op. Cit. IDEM: Baza: notas de geografía urbana, Op. Cit. TRISTÁN GARCÍA, F., “De Basta a Baza...”, Op. Cit. pp. 38-69. ESPINAR MORENO, M. y MARTÍNEZ RUIZ, J., Don Enrique Enríquez. Conde de Alba de Liste (141?-1504)... Op. Cit. pp. 53-78. ESPINAR MORENO, M., “Notas sobre propiedades de algunas familias en Baza (1493-1520)”, Cuadernos de Estudios Medievales y Ciencias y Técnicas Historiográficas, Granada, 1984, pp. 25-45.

[9] MAGAÑA VISBAL, L., Baza Histórica... Op. Cit. pp. 369. MIRALLES LOZANO, M. E., El Repartimiento de Baza,  Murcia, Tesis Doctoral, 1989. Inédita y PAREJA SERRANO, M. C., El repartimiento de Baza y la repoblación. Siglo XV, Granada, Memoria de Licenciatura, 1982, 2 Vol., Inédita.

[10] MAGAÑA VISBAL, L., Baza Histórica... Op. Cit. pp. 366. DÍAZ SÁNCHEZ, J. A., “La fiesta en el Altiplano de Granada. Cascamorras, Las Santas y El Robo del Santo”, publicado en MARTÍNEZ POZO, M. A. (Coord.), Fiestas de moros y cristianos en España. Huella del milenio del Reino de Granada, Baza, Ed. Imprenta Cervantes, 2012. pp. 430-458.

[11] CASTILLO FERNÁNDEZ, J., “El culto a la Virgen de la Piedad en la ciudad de Baza...”, Op. Cit. p. 15.

[12] SERRANO PÉREZ, J., La Virgen de la Piedad. Historia... Op. Cit.,  pp. 23-32.
[13] BARROSO, J., Origen, invención y milagros de Nuestra... Op. Cit., fols. 70r. al 70r.

[14] 1522, octubre, 31, Dueñas, Testamento otorgado por Luis de Acuña ante el escribano público Francisco de Ledesma. Nota Cit. en RODRÍGUEZ DOMINGO, J. M., “El convento de la Merced de Baza...”, Op. Cit. p. 647

[15] BARROSO, J., Origen, invención y milagros de Nuestra... Op. Cit. Fols. 96r. al 96v.

[16] BARROSO, J., Origen, invención y milagros de Nuestra... Op. Cit. Fols. 96r. al 96v.

[17] CASTILLO FERNÁNDEZ, J., “El culto a la Virgen de la Piedad en la ciudad de Baza...”, Op. Cit. p. 18.

[18] MAGAÑA VISBAL, L., Baza Histórica... Op. Cit. p. 380.
[19] A. P. N. Gr. nº 128, año de 1562, fol. 8v. Nota Cit. en CASTILLO FERNÁNDEZ, J., “El culto a la Virgen de la Piedad en la ciudad de Baza...”, Op. Cit. p. 19.

[20] CASTILLO FERNÁNDEZ, J., “El culto a la Virgen de la Piedad en la ciudad de Baza...”, Op. Cit. p. 21 y TRISTÁN GARCÍA, F., “Las fiestas oficiales en la...”, Op. Cit. pp. 340-341.

1 Comentarios:

Anónimo dijo...

interensantísimo, gracias por aportar los datos historicos de nuestras costumbres,


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