miércoles, 12 de septiembre de 2012

La Virgen de la Piedad, el Cascamorras y la feria de Baza

Artículo de Juan Antonio Díaz y María Castaño

Una de las ferias más largas de toda Andalucía, la de Baza, cuya celebración se remonta a la segunda mitad del siglo XVI. En ella se aúnan tradición, costumbre, diversión, fraternidad, amistad... La feria en Baza se celebra en honor a la copatrona de la ciudad, Nuestra Señora la Stma. Virgen de la Piedad, que a lo largo de la historia ha sido custodiada en la ciudad de Baza por dos órdenes religiosas. 

La Orden de la Merced desde 1521 atendiendo a las cláusulas testamentarias de don Luis de Acuña −pariente de los Enríquez, capitán y maestresala de los Reyes Católicos, señor de la villa de Agromonte, caballero profeso de la Orden de Santiago, comendador de Mora de la provincia de Castilla y Trece de la misma orden− hasta 1836 año en que fue exclaustrada por la desamortización de Mendizábal y desde 1897 hasta el 2008 por la Orden Franciscana de Murcia. Hasta hace cuatro años, fueron los Padres franciscanos los que se hicieron cargo a la custodia y mantenimiento de la sagrada imagen de la Virgen de la Piedad y del antiguo convento de la Merced que es una auténtica maravilla arquitectónica, una verdadera joya artística que tiene la ciudad de Baza. 

Éstos tuvieron que dejar de ser los guardianes de dicho convento debido al avanzado estado de edad de los frailes que habitaban y predicaban en el convento de la Merced y a la falta de vocaciones. Esta situación obligó al Padre Superior de los franciscanos de Murcia, con todo su pesar y dolor, a tener que retirar la presencia franciscana de la ciudad de Baza. Inmediatamente el antiguo convento mercedario pasó de nuevo a manos del Obispado de Guadix-Baza y en la actualidad está convertido en un santuario que necesita un rector pero que no lo tiene por la misma razón que los franciscanos hubieron de marcharse, la falta de vocaciones. Monseñor Ginés García Beltrán –por la Gracia de Dios y de la Sede Apostólica, Obispo de la Diócesis de Guadix-Baza− ha invitado a varias órdenes religiosas para que se encarguen de la guarda y custodia del convento, ojalá y alguna de ellas escuche con diligencia y dé respuesta afirmativa a la proposición que tan generosamente ha sido realizada por el Sr. Obispo.


La Orden de la Merced tuvo en Baza un indiscutible poder económico a partir de la segunda mitad del siglo XVI y, por supuesto, durante todo el siglo XVII que, digamos, fue su siglo de esplendor. Los mercedarios bastetanos, guardianes del templo santuario de la virgen de la Piedad, tuvieron la concesión de una feria de ganado anual que se celebraba en las inmediaciones del convento −en el barrio de “Churra”− del 8 al 15 de septiembre, por concesión del rey Felipe II. Al poco tiempo de la toma de Baza por los Reyes Católicos, el Concejo de Baza solicita la celebración de una feria franca para el desarrollo de la ciudad. Sin embargo, los Reyes Católicos dan un aplazamiento hasta que no estudien con detenimiento el tema de las ferias en el Reino de Granada. Unos años más tarde el Concejo se implica en la organización de la fiesta de “Nuestra Señora de septiembre”. Una vez establecidos los frailes mercedarios en Baza con el objetivo de impulsar el culto y la devoción popular a la Virgen de la Piedad ven conveniente la celebración de una feria en el mes de septiembre, máxime cuando por esas fechas los agricultores ya habían terminado las labores de  recolección y necesitan intercambios comerciales con animales y ganados para poder pasar el invierno. 

Los frailes proponen al Concejo, en 1578, conseguir de la Corona una auténtica feria con franquicia de impuestos. Para ello, en 1580 envían a su Comendador, fray Diego de los Ríos, a la Corte de Felipe II. Esta petición también está apoyada por el Concejo que hace todas las diligencias posibles para conseguir dicho objetivo. Finalmente, en 1593, la Corona concede la celebración de la feria y la fecha del 8 al 15 de septiembre. En ella se entrelazan el culto a la Virgen de la Piedad, la feria de ganado, la de mercaderías y los festejos taurinos. La feria de Baza en poco tiempo llegó a ser una de las más importantes dentro de la zona norte del Reino de Granada. Por Real Privilegio de 31 de julio de 1597 los frailes mercedarios obtienen la exclusividad de que la feria se celebre en la plaza de la Merced y la calle aledaña de la Zapatería con dos objetivos; uno el de promover mucho más el culto y devoción a la Virgen de la Piedad, otro el económico puesto que al celebrarse en esta zona podrían sacar muchos más beneficios económicos que si la feria se celebraba en el centro neurálgico de la ciudad que era la Plaza Mayor. La feria se celebraba anualmente sin interrupciones. Sin embargo, los acontecimientos epidémicos o bélicos que afectaban y alteraban el normal funcionamiento de la sociedad también afectaban a la celebración de la feria. Por consiguiente, podemos ver que en 1681 la feria no se celebró a causa de una epidemia de peste. Durante la Guerra de la Independencia tiene un escaso desarrollo y participación.


Como se puede apreciar en estas sucintas notas históricas, el origen de la feria no fue otro que el económico, como el de todas las ferias comerciales de España que principalmente se dedicaban a comerciar con el ganado. Sin embargo, podemos apreciar que con la concesión que hizo la Monarquía Católica a los Padres mercedarios de Baza se iba a incrementar de una forma exponencial el culto y la devoción a la Stma. Virgen de la Piedad. Esto nos pone de manifiesto que los mercedarios aprovecharon este determinado hecho religioso que era bastante popular en el antiguo Reino de Granada para poder obtener la concesión de una feria importante que fuera referente en toda Andalucía Oriental con todas las consecuencias socio-económicas que ello implicaba.


Una de las características antropológicas de la feria de Baza en el tradicional “Cascamorras”. Hablar de la figura de Cascamorras en Baza es hablar de toda una leyenda en donde se mezclan la religiosidad y lo profano. Con éste da comienzo la feria de Baza. Ese día seis de septiembre a las seis de la tarde cuando las campanas comienzan a repicar rompiendo, con su badajo tronando, el silencio que la ciudad experimenta mientras duerme la siesta. Un accitano, vecino de Guadix que encarna la figura de “cascamorras”, se dispone a dar cumplimiento a una de las más arraigadas tradiciones que hay establecidas entre las ciudades de Baza y Guadix, pretendiendo desafiar al pueblo de Baza a que si es capaz de realizar el tramo que dista desde el cerro de las Arrodeas y llegar limpio e impoluto hasta el convento de la Merced de Baza (una distancia de unos tres kilómetros aproximadamente) en donde se custodia la sagrada imagen de la Virgen de la Piedad, éste tendrá todo el derecho legítimo para llevarse esta sagrada imagen a la ciudad de Guadix.


El cascamorras únicamente tiene como legítima defensa una porra que no es más que un palo del que pende una vejiga rellena con serrín y trapos. Como podemos discurrir es un reto totalmente imposible de cumplir, puesto que cascamorras llega al convento de la Merced totalmente tiznado de pintura negra ecológica (antiguamente era aceite quemado).


No es más que un acto simbólico que pretende ser la solución a un pleito que la ciudad de Guadix tuvo contra la ciudad de Baza a lo largo de la Edad Moderna. Pero esta afirmación que aquí les exponemos no es más que una mera hipótesis puesto que el origen de la fiesta se remonta, aunque no tenemos pruebas jurídico-documentales fehacientes de ello, a esta leyenda que nos dice lo siguiente: “Al año siguiente de la conquista de Baza, el cuatro de diciembre de 1489, un grupo de albañiles estaban removiendo los escombros y cascotes de una antigua iglesia mozárabe, donde los musulmanes nazaríes encarcelaban y martirizaban a los mozárabes de la época de esplendor y dominio islámico. Un peón accitano, Juan Pedernal, con el pico golpeó un muro y en ese momento se oyó una exclamación: «¡Baza, Guadix, piedad de mí!». Junto con otros vecinos de Guadix, subió el icono a un carro para llevarla a su ciudad pero los animales no querían avanzar. Las autoridades bastetanas confiscaron la sagrada imagen diciendo que su custodia quedaría en la ciudad de Baza. Por supuesto, el cabildo accitano no estaba dispuesto a aceptar esta orden e inició un pleito alegando el derecho de posesión que les otorgaba a los accitanos ser los autores del descubrimiento de dicha imagen. Este pleito ascendió a los tribunales, los que dictaminaron una sentencia salomónica: la Virgen quedaría en Baza pero su fiesta sería celebrada por la corporación municipal”.


Para nuestro entender, el origen de la figura y fiesta de “Cascamorras” se encuentra a finales del siglo XV. Partiendo de la leyenda descrita anteriormente y apostando fuertemente por la teoría del profesor Brisset que viene a corroborar la esgrimida por Luis Magaña Visbal: “Cascamorras” no dejaría de ser un representante de aquel paje o bufón que acompañaba a la comitiva del obispo de Guadix cuando venía éste, junto a todo su séquito a Baza, para celebrar la festividad del nacimiento de la Stma. Virgen, el día 8 de septiembre, día en que se celebra la festividad de la Virgen de la Piedad.


Para concluir con este artículo nos gustaría invitar a todos los lectores a que se acerquen hasta Baza para poder disfrutar de la feria y fiestas, unos días muy entrañables que se pasan junto a la familia y los amigos. Una oportunidad inigualable para poder hacer aflorar los mejores sentimientos y valores de las personas: la amistad, la convivencia, los reencuentros con las personas distintas, la diversión, el ocio, y sobre todo la fraternidad y la religiosidad. Permítanos, estimados lectores, terminar con un efusivo, claro y alto: ¡Viva la Virgen de la Piedad!

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