sábado, 17 de noviembre de 2018

17 de noviembre, festividad de Santa Isabel de Hungría, "la reina de los pobres"



La Orden Franciscana Seglar de Guadix celebrará la Festividad de Santa Isabel de Hungría -Patrona de los Franciscanos Seglares- hoy día 17 de noviembre en la Iglesia parroquial de Santiago de Guadix a las 19:00 h. con una solemne Eucaristía, celebración a la que todos los fieles están invitados.

Isabel de Hungría fue gran mujer que llegó a reinar y siempre destacó por su santidad. Tal vez muchos bastetanos hayan entrado a la Iglesia de la Virgen de la Piedad y no hayan reparado que su imagen se encuentra la capilla del Resucitado, junto a otro gran rey y santo, Luis de Francia

Santa Isabel va vestida como una dama vestida con ropas reales y corona. Su manto está lleno de rosas, en alusión al milagro de las rosas que ocurrió cuando estaba dando pan a los pobres y fue sorprendida por su cuñado Conrado de Turingia. Para que no tuviese que mentir, o fuese castigada por el noble germánico, Dios hizo convertir el contenido en rosas.


Vida de Santa Isabel de Hungría.

Cuenta la historia que ya a los cuatro años de edad había sido prometida en matrimonio. La boda tardaría en celebrarse, pero siendo costumbre la de educar juntos a los futuros esposos, partió hacia Turingia, y vivió en el castillo de Wartburgo, donde comenzó a distinguirse por su humildad, caridad y mortificación. El matrimonio se celebró en 1221 y de él nacieron cuatro hijos. Durante esos años no abandonó su vida de mortificación ni olvidó a los pobres, utilizando su dote completa para ayudarlos.

Cuando la Tercera Orden franciscana se difundió por Alemania fue muy bien acogida en Turingia, siendo Isabel la primera terciaria de Alemania y luego su patrona.

En 1227 quedó viuda, al morir su esposo Luis en una cruzada de Federico II. Su cuñado Enrique había jurado proteger a ella y a sus hijos, pero se inclinó hacia una conjura palaciega que desechó la sucesión legítima del primogénito de Isabel, y consintió la expulsión de la corte de la reina y sus hijos. Isabel hubo de vivir errante y con gran penuria.

Después de depender durante algún tiempo de la caridad de su tía, la abadesa de Kitzingen, marchó a Marburgo, donde comenzó la construcción de un hospital para enfermos pobres, en el que ella misma servía a los enfermos. 

Murió en 1231, cuando apenas contaba 24 años; fue enterrada en la catedral de Marburgo. Cuatro años después el Papa Gregorio IX la elevaba a los altares a esta santa llena de gracia y de las virtudes. 

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