miércoles, 6 de diciembre de 2017

Obituario al Rvdo. Padre D. Manuel Gallardo Zafra, sacerdote e hijo de la Villa de Caniles (1942-2017)




Todas las despedidas son difíciles, máxime, cuando se trata de la despedida de un buen y querido amigo. A las una de la tarde del día de hoy, seis de diciembre de 2017, festividad de la Constitución Española para más señas, he recibido en mi residencia la impactante noticia, digo impactante porque para nada era esperada, del fallecimiento del Rvdo. Padre Don Manuel Gallardo Zafra, y en casa hemos quedado todos consternados. 

Son muchos los recuerdos que pudiera expresar aquí. Recuerdos buenos y entrañables de un gran hombre, de una buena persona y de un mejor sacerdote. Conozco a Don Manuel desde que tengo uso de razón. Criado en una humilde familia de labriegos, siempre fue amante de la naturaleza y del campo. Recuerdo perfectamente, cuando íbamos a mi cortijo a recoger albaricoques, antes de la celebración del Stmo. Corpus Christi, que Don Manuel miraba a la naturaleza con una mirada especial −de admiración, podríamos decir− por la Divina Creación de Dios, nuestro hacedor. 

Don Manuel Gallardo, que fue ordenado sacerdote en mayo de 1967 por Monseñor Díaz Merchán, había celebrado este año de 2017 sus bodas de oro sacerdotales. Desde el año 1996 residía en Caniles, su villa natal, donde permanecía adscrito a su parroquia, la de Santa María y San Pedro. Hombre sabio, Doctor en Sagrada Teología, ejerció su Ministerio Sacerdotal en Huéscar, Galera, Cúllar…, profesor de Religión Católica en el Instituto de Huéscar, donde entabló una entrañable amistad con mi buen amigo −tristemente también desaparecido−, Gonzalo Pulido Castillo (RIP), que era profesor de Literatura. 

Sin embargo, no fue en Caniles donde tuve la oportunidad de conocerlo con mayor profundidad, sino que fue en la aldea del Rocío (Almonte-Huelva), cuando nos acompañó en la peregrinación, que tuve la suerte de hacer, coincidiendo con el solsticio de verano del año 2005, como componente del antiguo coro rociero “Aljaraz” de Caniles. Su amor y devoción hacia la Santísima Virgen María, sobre todo, en la advocación del Rocío, hizo que Don Manuel nos la transmitiera y dejara marcados a muchos devotos de esta devoción mariana, que es la estrella, norte y guía de Andalucía.

Por último, y ya con lágrimas de emoción y tristeza en mis ojos, quiero dar el último adiós a mi buen amigo Don Manuel, una gran persona, un humilde cristiano, un buen hombre, un buen sacerdote, tío, hermano y cuñado. Descanse en Paz mi buen amigo, Don Manuel Gallardo Zafra y que la Stma. Virgen del Rocío lo acurruque bajo su Divino Manto de estrellas y la bruma de las Marismas del Guadalquivir.



Juan Antonio DÍAZ SÁNCHEZ


(Centro de Estudios Históricos de Granada y su Reino)


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