sábado, 28 de diciembre de 2013

Cascaborras e Inocentes, las Ánimas de la Puebla de don Fadrique


Hermandad de Ánimas por las calles
de la Puebla el 26 de diciembre
"Las Ánimas nunca pierden", es un dicho que se cumple en la singular Pascua de la Puebla de Don Fadrique, del 25 al 29 de diciembre. Durante la Navidad, la Hermandad de las Ánimas pide limosna por las casas y bares amedrentando a quienes no quieran cumplir con las ánimas con el restallido de las cascaborras... una tradición de más de 500 años.



Orígenes de lo cascaborros



En la Pascua se recrea la milicia de los "cascaborros": grupos de 4 o 5 campesinos que patrullaban estas tierras y defendían a sus vecinos de bandidos y maleantes. Al no pertenecer a ningún ejército, carecían de paga o tierras asignadas, de modo que estaban autorizados a pedir limosna con la que sustentarse (y a golpear con su cascaborra, una especie de látigo, a quienes les negaran limosna).
 


Comenzaron a funcionar en el s XV, y en el XVI se fusionaron con la Hermandad de las Ánimas del Purgatorio, una tradición muy arraigada en las comarcas de Baza y los Vélez, en el extremo oriental de Andalucía.


Otros ejemplos de esta tradición son los encuentros de Cuadrillas de Ánimas o la Misa de los Gozos de Galera, fiestas que también se dan en estos días de Navidad y componen una oferta más que atractiva para un viaje navideño.


La fiesta de las cascaborras


Hoy día es una fiesta compleja, que mezcla los villancicos y rezos de la Hermandad de Ánimas (que pide por todas las casas) con el terror que intentan infundir los cinco cascaborros con los latigazos de sus cascaborras contra paredes, suelos... y las espaldas de quienes les nieguen limosna.



Casi todos los días hay varios bailes, frente a las ermitas del pueblo o en la casa de la Hermandad de Ánimas. En estas comarcas del extremo oriental de Andalucía, vecinas de La Mancha y Levante, los bailes típicos son las jotas y las seguidillas, nada de flamenco ni sevillanas... y nadie los echa en falta.

También hay multitud de casas de fiesta: almacenes, casas alquiladas, garages... en las que se reúnen pandillas de jóvenes a comer, beber y celebrar los reencuentros propios de Navidad.


La gente, pese al frío de estas tierras de montaña, está en la calle, tanto en los bares como en los actos de las Ánimas: bailes, entradas (mezcla de pasacalles y de luchas simbólicas con las cascaborras) y pujas desde la mañana a la noche.


Y
En los bailes y entradas aparecen junto a los cascaborras otras cinco figuras centrales en la fiesta: los inocentes, una recreación de los notables que dirigieron el pueblo durante la invasión napoleónica, y que por una Real Cédula de Fernando VII cedían su puesto durante la Pascua a cinco componentes de la Hermandad de las Ánimas. 

Fuente: http://www.andaluciaenfiestas.com/ 
Fotos: Juan Manuel Álvarez





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