sábado, 3 de diciembre de 2016

La Toma de la ciudad de Baza por el historiador Juan Antonio Díaz

Sobre Baza estaba el rey,
lunes, después de yantar.
Miraba las ricas tiendas
que estaban en su real…
(“Romance del Cerco de Baza”, Anónimo)


Escribía sobre Baza el polígrafo y visir granadino, Ibn Al-Jatib, en el año 1347: “¿Qué os parece Basta? Es un paraje fértil, es una villa cuyo nombre patentiza su realidad…Basta es la misma donde se encuentran los tesoros que atestiguan que la gente siente predilección por la agricultura y la ganadería…


Su mezquita, llamada del «Paraíso» es un testimonio suficientemente claro de la bendición divina. Su puerta, llamada «de almizcle» es una señal, de su buen aroma. Sus alquerías son una auténtica ola encrespada del mar…”


Fueron varios los grandes personajes que Baza dio a la esplendorosa historia del antiguo Reino Nazarí de Granada. Destacaremos sólo tres ejemplos que son dignos de especial mención: el jurisconsulto y poeta del s. XIII Alí-Ben-Omar al-Qabasani; el célebre poeta bastí Abd al-Karim al-Qaysí al-Basti, que lloró con sus poemas la pérdida de Baza y el ocaso del Reino de Granada. Y, por último, el gran matemático del s. XV, Al-Qalâsadî, que nació en Baza en el 1412 y murió en Béja (Túnez) en 1486.

El día 4 de diciembre de 1489, la ciudad capituló ante los ínclitos Reyes Católicos, doña Isabel I de Castilla y don Fernando II de Aragón; con ello terminó el Cerco de Baza. Comenzaba un largo proceso histórico de cristianización de una ciudad, de unos núcleos poblacionales, de una tierra. Los musulmanes habitantes de esta tierra durante ochocientos años, tras la revuelta de los mudéjares del Albaicín de Granada en 1502, no tuvieron más opciones que convertirse al cristianismo, y, pasar a ser cristiano nuevos o moriscos, o exiliarse al norte de África. Inmediatamente, se llevó a cabo el Repartimiento de Baza y el Repartimiento de la Sierra de Baza. También se produjo la formación del Cabildo o Concejo bastetano que estaba dominado por personas afines a las oligarquías y élites bastetanas. En definitiva, como podemos ver, fueron muchos cambios los que se produjeron en esta tierra de Baza cuando fue incorporada a la Corona de Castilla. 

Uno de los nombres propios que tuvo esta gran campaña militar fue el de Don Enrique Enríquez, que era tío carnal de don Fernando el Católico por línea materna. Fue consejero y Mayordomo mayor, y al que el Rey Católico designó como gobernador de la Alcazaba de Baza y Justicia Mayor de ella y su partido. 

Sin lugar a dudas un gran caballero descendiente de un muy noble linaje castellano. El origen de este apellido se remonta al rey Alfonso XI el Justiciero (1312-1350), que tuvo de su favorita, Leonor de Guzmán, nueve hijos bastardos; el segundo que fue don Fadrique Enríquez nombrado gran Maestre de la Orden de Santiago. Éste se asoció con su hermano Enrique de Trastámara para destronar a Pedro I el Cruel, que con el tiempo lo perdonó. Don Fadrique se enamoró, de la esposa de Pedro I el Cruel, doña Blanca de Borbón, y nació un niño don Alonso Enríquez. Por consiguiente, el rey castellano mandó matar a don Fadrique Enríquez en el Alcázar de Sevilla en 1358. Posteriormente, don Alonso Enríquez fue reconocido por su tío y nuevo monarca de Castilla Enrique II de Trastámara (1369-1379) y lo nombró almirante de Castilla. Don Alonso se casó con la ilustre dama doña Juana de Mendoza, llamada por sus contemporáneos la “Rica Hembra”. De este matrimonio nacieron: don Fadrique, don Enrique que fue conde de Alba de Liste, don Pedro, doña Inés, doña Isabel, doña María, doña Aldonza, doña Mecía, doña Blanca, doña Beatriz y doña Leonor. Don Fadrique Enríquez tuvo una hija doña Juana Enríquez que se casó en segundas nupcias con el rey aragonés Juan II, por lo tanto fue la madre de Fernando II el Católico. Al casarse don Fadrique Enríquez, en segundas nupcias, con doña Teresa de Quiñones, condesa de Melgar, nacieron: don Alonso, don Pedro y don Enrique Enríquez que fue el que se avecindó en Baza y se llamó el de la Fortuna porque nació estando su padre desterrado de Castilla y teniendo confiscados todos sus bienes. 

Don Enrique Enríquez el de la Fortuna comendador mayor de León por la Orden de Santiago, almirante de Sicilia y Mayordomo Mayor de su sobrino don Fernando el Católico. Participó don Enrique en la guerra contra Portugal y en la de Granada. Acudió al cerco de Tajarja donde fue herido en un pie por un tiro de espingarda, lo que le obligó a quedarse en Alhama. Conquistada la ciudad de Baza y su tierra, los Reyes Católicos le hicieron recibir el señorío compuesto por las villas de Orce, Galera, Tahal, Senés, Castro y Lucainena. Don Enrique Enríquez se casó con doña María de Luna que era nieta bastarda del condestable de Castilla don Álvaro de Luna. Fundaron el monasterio de San Jerónimo y el de las monjas de Santa Clara. Junto al monasterio de San Jerónimo edificaron su palacio en el cual residió durante algunos días San Francisco de Borja y También descansó don Juan de Austria en su marcha contra la rebelión de los moriscos que se dio en Serón. Murió don Enrique Enríquez en Medina del campo el 18 de Mayo de 1504 siendo su cadáver trasladado a Baza para ser enterrado en la capilla mayor del monasterio de San Jerónimo. 

Una de las grandes devociones de la gran señora de la ciudad de la Dama, doña María de Luna, fue la profesada hacia Santa Bárbara, patrona de Baza, cuyo patronazgo había sido impuesto por los Reyes Católicos en 1489, por ser el día de su festividad, 4 de diciembre, cuando Yahia al-Nayar, más conocido como Cid Hiaya y posteriormente bautizado con el nombre de don Pedro Granada Venegas, entregó la ciudad de Madinat al Basta (Baza) a los Reyes Católicos. Como bien nos dice la profesora Lázaro Damas: “La importancia de los valores militares y el recuerdo vivo de la ideología conquistadora quedó expresada en la festividad oficial bajo el patronazgo de Santa Bárbara”. Pues bien, resulta que hasta 1519, no hubo imagen de Santa Bárbara en Baza. Fue doña María de Luna, quien donó a Baza una escultura de Santa Bárbara que fue ubicada en la capilla del salón principal de las casas de Cabildo, muy probablemente fuera don Francisco Hernández el escultor que la realizó. A día de hoy, esta sala es la dedicada a la Edad Moderna en el museo municipal de Baza, y dicha capilla está presidida por una pequeña imagen de Santa Bárbara.

Con la toma de Baza y, por ende, la caída del frente nororiental del antiguo Reino de Granada, los Reyes Católicos tenían prácticamente la empresa concluida. Digamos que ganar esta plaza fue el inicio del epitafio de la ciudad de la Alhambra. Con las capitulaciones firmadas el 25 de noviembre de 1491, en Santa Fe de la Vega y la posterior entrega de Granada por parte de Boabdil a los Reyes Católicos, aquel 2 de enero de 1492, se ponía el punto y final a la Reconquista que comenzara el rey don Pelayo en Covadonga hacía más de setecientos ochenta años. 

Por último, queremos concluir este artículo con los versos del bastetano Al-Qaysi al-Basti, último poeta de Al-Ándalus, que en su obra Diwan recogió lamentos personales por lo vivido en el asedio:

Por una gran desgracia fuimos sorprendidos
y un grave suceso ocurrió en estas tierras. […]
Por ello abandonamos los hogares
 y nuestros párpados se alcoholaron de desvelo.
No quedó allí, en este lugar, ningún ser humano
al que no vieras que el exilio le sobreviniera
por estos enemigos que nos dañaron, quemando
 las cosechas de nuestra tierra que ardieron, 
y por el número inesperado de los cautivos;
y por la sangre musulmana derramada.
Porque lo que ocurre hoy en Baza
de Granada, no tiene similar. 

JUAN ANTONIO DÍAZ SÁNCHEZ
(Centro de Estudios Históricos de Granada y su Reino)

0 Comentarios:


¡¿Te gusta este blog?!