domingo, 13 de noviembre de 2016

Guadix celebra con un Solemne Pontifical la festividad de su Patrona

Como es tradición los canónigos de la Catedral de Guadix entre otros el Deán, Manuel Millan Arjona y el canónigo rector del seminario, José Fco Serrano recogieron a su Obispo Mons. Gines Garcia en su casa residencial. 


En procesión realizaron la entrada al templo catedralicio para que el Obispo accitano presidiese con una misa pontifical la Festividad del Patrocinio de la Virgen de las Angustias en un día en que la Iglesia diocesana de Guadix ha clausurado el Año Extraordinario de la Misericordia en el día de la Iglesia Diocesana. 


Crónica de la Homilía de la Misa Pontifical del Obispo Mons. Ginés en la Solemnidad de la 
Virgen de las Angustias, Patrona de Guadix, en la clausura del Año Santo de la Misericordia 13-11-2016

A nosotros sólo nos queda agradecer este gesto de gracia que ayuda al testimonio de los cristianos en el mundo. No ha pretendido ser un Jubileo para nuestra complacencia, ni para mostrar nuestra fuerza, sino para celebrar la misericordia de Dios que es eterna, y para renovar nuestra vida por el testimonio.

El Obispo de Guadix Mons. Gines García Betrán tras saludar en la Misa Pontifical en la Solemnidad de la Virgen de las Angustias, Patrona de Guadix, y en la Clausura del Año Santo de la Misericordia al Vicario General Don José Fco Serrano, Vicarios episcopales, al Sr Deán Don Manuel Millan Arjona, a D. Pedro Aranda predicador de la Septena, a los seminaristas, miembros de Institutos de Vida Consagrada, al Hermano Mayor y Archicofradía de la Virgen de las Angustias Patrona de Guadix, a las Hermandades y Cofradías y a todos los hermanos y hermanas en el Señor se dirigió con afecto a la Sra Alcaldesa y a los miembros de la Corporación municipal junto a las dignas autoridades que acompañaban. A todos expresó su reconocimiento y estima.

Mons. Gines García Beltran tras el saludo invitó en su homilía a tener la mirada fija en la misericordia para poder ser también nosotros mismos signo eficaz del obrar del Padre, razón por la que el Papa Francisco anunció un Jubileo Extraordinario de la Misericordia. Tras recordar la fecha en que se convocó éste Jubileo explicó que todos lo clausuramos unidos a todas las iglesias particulares esparcidas por el mundo, y a cada una de las comunidades parroquiales que conforman la diócesis de Guadix. Es la llamada a cerrar la puerta de este año de gracia bajo la mirada de la Madre de la misericordia. Es contemplar las entrañas mismas de Dios, su misericordia, desde el misterio de la Virgen Madre dijo el Obispo accitano.

Este año dedicado a la misericordia ha sido una invitación a contemplar y a entrar en el misterio de la misericordia de Dios que nos muestra como su amor no tiene límites. Entre otras cosas Don Gines quiso reconocer cómo el Evangelio es una invitación a todos, no hay nadie que quede fuera del amor de Dios. Es necesario recordar que no hay nada, por grave que sea, que nos pueda apartar del amor y la misericordia de Dios.

El poder de Dios se manifiesta en el perdón y la misericordia, y así nos muestra el camino de la vida de fe. Si Dios es misericordioso también nosotros hemos de serlo. Sin embargo, sabemos bien que sólo podemos dar de lo que tenemos dijo en otro momento de su homilía el Obispo de Guadix, llamando a experimentar la misericordia y ver la manera de cómo ser misericordiosos. 

La ausencia de la experiencia de perdón convierte nuestro corazón, y también al mundo, en un campo de batalla pero nunca en un mundo fraterno. La actitud de sospecha permanente hacia los otros desfigura la verdad y provoca la desconfianza y hasta el enfrentamiento alertó Don Ginés.

El Obispo accitano definió el perdón como el instrumento puesto en nuestras frágiles manos para alcanzar la serenidad del corazón, y animó a dejar caer el rencor, la rabia, la violencia y la venganza como condición necesaria para vivir felices. Hemos de pasar del enfrentamiento y la crispación a la aceptación del otro, incluso aunque sea adversario, comprenderlo, aceptarlo, reconociendo nuestros propios pecados frente a la crispación que levanta muros y nunca construye puentes.

El Jubileo de la misericordia que ahora cerramos, ha sido un momento de gracia y de renovación espiritual. Sus frutos los otorga el Señor, y la obra que realiza en cada corazón están en sus manos. A nosotros sólo nos queda agradecer este gesto de gracia que ayuda al testimonio de los cristianos en el mundo. No ha pretendido ser un Jubileo para nuestra complacencia, ni para mostrar nuestra fuerza, sino para celebrar la misericordia de Dios que es eterna, y para renovar nuestra vida por el testimonio. 

La imagen de la Virgen de las Angustias que veneramos en Guadix es un precioso icono de lo que es la misericordia. María que recoge entre sus brazos al que había llevado en su seno, a su hijo Jesús. María que acoge la misericordia de Dios que nos ha mostrado todo el tesoro de su amor en la entrega de la propia vida. La imagen de la Virgen, como la misericordia de Dios, en el gran abrazo del Padre a la humanidad. Al recibir a su Hijo, María recibe y se hace portadora de la misericordia.

Concluye ahora, mis queridos hermanos, el Año Santo de la misericordia, pero no la misericordia de Dios ni nuestro compromiso en vivir desde esta misericordia. Con las palabras del Papa Francisco dijo Don Ginés: ¡Cómo deseo que los años por venir estén impregnados de misericordia para poder ir al encuentro de cada persona llevando la bondad y la ternura de Dios! A todos, creyentes y lejanos, pueda llegar el bálsamo de la misericordia como signo del Reino de Dios que está ya presente en medio de nosotros.

La Iglesia de Guadix seguirá, con la gracia de Dios, construyendo el monumento a la misericordia que hemos comenzado con motivo de este Año Santo, la preocupación por la situación laboral de nuestros jóvenes y la promoción de su empleo. Conscientes que el trabajo es un derecho y un medio de vida para vivir con dignidad, sentimos la llamada del Evangelio a llegar a esta dolorosa realidad y curarla con el aceite del consuelo y el vino de la esperanza. La Iglesia no quiere ser protagonista de nada, pero si servidora de todos.
Mons. Gines García concluyó su homilía pidiendo a la Virgen que no se canse de volver a nosotros sus ojos misericordiosos para hacer que contemplemos el rostro de la misericordia, su Hijo Jesús.

Informa: Miguel Gutierrez












2 Comentarios:

Anónimo dijo...

Gracias al cronista por el magnifico resumen de la homilía


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